viernes, 31 de agosto de 2012

Pues buenos días.

Es fácil ver que ya andamos despiertos, como gatos insomnes, pero nadie sabe que apenas abremos dormido una hora en toda la madrugada. 
'Grápame los ojos, o déjame no pensar.'
Pueden ver nuestras ojeras, pero nadie ve cómo tiemblan nuestras manos bajo la mesa. 
'Dame ácido para el estómago, que aún lo siento palpitar.' 
Pueden ver que sonreímos al amanecer, pero difícilmente se percatarían de lo que nos cuesta respirar tan temprano. 
'Dame aire, a ver si al menos deja de sangrar.'
Sudando madrugadas, pidiéndole folios a las estrellas (aunque pensando que quizás ya estén muertas). Tocándole al vacío infinito de las horas deslizándose en la penumbra el réquiem más dulce. 
Y mientras se va haciendo el día nos encogemos. Nos volvemos ínfimos en un rincón de la cama a la par que el reloj, las ojeras y los pensamientos vagabundos se van haciendo inmensos entre las cuatro paredes que dan forma a nuestros delirios más nocturnos.

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