miércoles, 26 de junio de 2013

FM

Que hoy sólo existe el temblor de mis dedos, el aletear de mi nariz en busca del olor que mueve el mundo. Se me desparraman los sentimientos.

Can I.?

Que entender las canciones de amor es una mierda, y eso es un hecho. Sólo me siento bien en mi piel cantando, con susurros a la deriva en la brisa, por ver si llegasen a tus labios, repitiendo, repitiendo hasta la obsesión, hasta la saciedad y el abandono. No sé qué hacer para sentirme persona, que no puedo librarme del dolor enraizado a las venas, sucias, despojadas de oxígeno. Repetir la melodía hasta dejar de ser, hasta dejar de estar, hasta secarme poco a poco, dulcemente, como si el mundo ahí fuera siguiera existiendo y pudiera encaminar mi grito ahogado a algún lugar lejos de esta miseria, de esta locura. Ojalá yo reaprendiendo a respirar, ojalá yo sin nudos en todos los poros de mi alma. Gritar. Gritar. Y que el grito no calme nada. Consumir, consumirme hasta el abandono, hasta el moribundo deseo de explotar entre tus dedos.

lunes, 24 de junio de 2013

Click.

Es extraña la sensación de que de un momento a otro vomitaré el estómago, de que acabe llorando el corazón esta noche, que los pulmones no parecen bien pegados a mi caja torácica. Complejo de gato, de gato que maúlla sobre el tejado, sobre un cubo de basura. Mirar a la luna y pedirle que se calle todo lo que me ha visto llorar, todos los gritos que he logrado tragarme. Nunca, nunca me había sido tan duro andar a la deriva, bajo la mirada triste de las estrellas, escondida en la oscuridad del fresco veraniego, procurando que mis errores no se rían de más de mí. Ni mi cama me soporta, me echa a patadas. O será la inquietud, las ganas de que acabe esta noche y comience otro día igual, con la promesa de un ojalá, con la vana certeza de la niebla entre los dedos, a sabiendas de que este dolor no acaba más que de empezar, y que, si alguien puede hacerlo crecer, elevarse hasta el máximo exponente, lo hará sin dudar. Es hora de pagar los intereses de las deudas, todas las noches que he dormido tranquila a lo largo del año. Bola, masa de dolor informe que se pasea por mi pecho. Y así se plantea la noche, y el día, esperando, repito, a vomitar el estómago de un momento a otro. El dolor es un ente extraño e inmortal si lleva tu olor. 

...

Ojalá, ojalá hubiera modo de librarse de la miseria inherente al ser. De los errores quizás. Ojalá pudiera evitar acabar estampándome siempre. Crecer, enmendar los errores, volver a aprender a hilar los pensamientos, volver a pensar, volver a ser persona. Reaprender a escribir todo esto que siento, reaprender a limpiarme las venas de este dolor que siento al ver tu nombre en cualquier lado... Ojalá tantas cosas.

martes, 11 de junio de 2013

Y callar.

Abrir la ventana para ahogarme y respirar a la vez. Para gritar que todo irá bien, que hoy estoy un poco sentimentalista, un poco perro enfurecido. Susurrar que ojalá el mundo no me deje en el olvido, que no soy nadie fuera de allí, como mucho un gato de mirada invisible. Calma. Que hoy mis dedos tienen un extraño tic, parecido a una caricia. Que hoy me siento a medias el zorro domesticado del Principio, pero sólo a medias.