martes, 19 de junio de 2012

Wonderland.

'¿Qué de mí sin ti?' le digo a veces a mi infierno.

Gris.

Fíjate en qué nos hemos convertido. Antes solíamos mirar y ver el mundo, y pensar que aún podíamos cambiarlo. Ahora ya no sabemos qué pensar. Y no es que el mundo se haya vuelto más complicado, es que nosotros ya no pensamos como solíamos. Damos prioridad a nuestro pequeño ego, pero no es culpa nuestra en realidad. Vivimos mecidos entre decepciones y agonías, ya hemos hablado con la muerte y, cuando tendemos nuestra mano hacia el vacío por ver si alguien nos da un poco de aire acabamos bajo las sábanas con manchas de sangre llenando los folios. Y es que sólo pueden soñar  los perros ya, que nosotros nos hemos convertido en lobos esteparios con poco que decir al mundo, y mucho que callar. 
Hoy el mundo está gris, tan gris como para poder apagar un poco el brillo de las sonrisas y agrandar los abismos de los ojos. Hoy es otro día para sobrevivir y seguir acariciándonos lentamente, por ver si algún día estas heridas mortales cicatrizan.


lunes, 11 de junio de 2012

Te huelo

Siempre igual...
Verano. Todo ese calor que tanto he echado de menos. Vaguear. Libertad. Canciones que suenan suave mientras el mundo se apaga. Piscina. Mar. Agua para silenciarlo todo. Libros infinitos para noches largas. Conversaciones irresolubles, irreales, profundas. Soledad para la ciudad, compañía para las ruinas que deja el invierno. Relatos. Recuerdos. Fotos. Paseos por el Albaicín. Siestas infinitas. Días adormilados y noches vivas. Helados. Viento a la hora de comer. Piel de gallina. Personas que aparecen y desaparecen. El mundo un poquito más dorado, más sutil. Sonrisas. Ojos transparentes. Vestidos. Baños desnuda a media noche. Todo más despacio, de colores más vivos.
Siempre el mismo aroma...
Así no hay quien se concentre.


domingo, 10 de junio de 2012

Siempre nos quedará una luna muda.

Y ya no sé ni por lo que peleo. El mundo va resbalando y dejándose caer por el horizonte muy despacito mientras yo permanezco con una preciosa máscara de impasibilidad, aunque cada instante todo va pesando un poquito más. 
No sé ni qué busco ni de qué reniego, sólo sé que me encanta sentarme a ver pasar los instantes, notar cómo se va enfriando el café y pierdo la página del libro. Sólo sé que a veces me encanta parecer una sombra, y que otras tantas lo soy aunque no quiera. 
Hoy es uno de esos días que empiezan casi normal... y que sólo pueden terminar mal. Demasiado tiempo a solas con mi desequilibrio, para oírme delirar. Para pararme ante el espejo y no acordarme de lo que fui ni lo que era. Ni sé si esto pasión o me estoy muriendo. 
Yo que sé.
Me callo y no me entiendo. Para solucionar el mundo primero he de acabar con esta angustia.