viernes, 31 de agosto de 2012

Pues buenos días.

Es fácil ver que ya andamos despiertos, como gatos insomnes, pero nadie sabe que apenas abremos dormido una hora en toda la madrugada. 
'Grápame los ojos, o déjame no pensar.'
Pueden ver nuestras ojeras, pero nadie ve cómo tiemblan nuestras manos bajo la mesa. 
'Dame ácido para el estómago, que aún lo siento palpitar.' 
Pueden ver que sonreímos al amanecer, pero difícilmente se percatarían de lo que nos cuesta respirar tan temprano. 
'Dame aire, a ver si al menos deja de sangrar.'
Sudando madrugadas, pidiéndole folios a las estrellas (aunque pensando que quizás ya estén muertas). Tocándole al vacío infinito de las horas deslizándose en la penumbra el réquiem más dulce. 
Y mientras se va haciendo el día nos encogemos. Nos volvemos ínfimos en un rincón de la cama a la par que el reloj, las ojeras y los pensamientos vagabundos se van haciendo inmensos entre las cuatro paredes que dan forma a nuestros delirios más nocturnos.

Que hoy el mundo puede esperar.

Regálame el cielo y un suspiro. Déjame ir, entiende este nudo en mi garganta que no se puede comprender. 'So sweetly'. Nada importa. Que si estoy triste es sólo por compartir las nubes de mi cielo. Por querer formar parte del escenario desde el que la Luna llena me vigiló ayer hasta la puerta de mi casa, acompañada de unas gotas furtivas que parecían hablarme de los caprichos del alma. Y así nos va... 
A solas con estas melodías, que son lo único que, atravesando el ya nombrado nudo que me atonta y me hace respirar cada vez más despacio, es capaz de llegar hasta mi estómago y hacer a la bilis bailar. Con luz suave y el brillo arisco.

lunes, 27 de agosto de 2012

Algunos que otros.

Hay quien ve magia donde sólo hay mediocridad. Hay quien eleva al cielo la miel de una noche sin dormir. Hay quien infravalora los diamantes que se le pueden robar a las lágrimas.Hay personas que se muerden los labios hasta sangrar. Hay quien piensa en el porqué de volver a pensar en ella, o en él. Hay quien se desprecia por ello. Hay quien camina sin rozar el suelo. Y quien lo patea furiosamente. Hay quien se contentaría con cenar tus besos. Hay quien mandaría al infierno tus sonrisas. Personas que caminan con los pies sucios de soñar descalzos... Hay quien funde su alma en una canción y se seca las lágrimas discretamente. Déjame que sea de los que trasnochan con los minutos entre los labios, pensando en nada, en ti y en todo a veces. Sólo a veces. Déjame ser de quienes quieren hacer el mundo suyo. Hay también quien ahoga sus penas al fondo de un vaso, y quien encuentra el valor al fondo del mismo. Hay quien se contenta con serlo todo, y quien desearía no ser nada -para volver a serlo todo, en otro tiempo, en otro espacio...-. Hay quien es capaz de sentir la inmensidad de las palabras no dichas, y más aún de las que ni siquiera existen. Hay quien se agota para caer en la cama sin remedio. Hay quien finge la humildad, y quien peca de falta de ego. Hay quien es capaz de eclipsar al sol con su brillo, y quien engrisece sus propios ojos. Hay quien no soporta el silencio. También están aquellos que dan las buenas noches, y esperan que lo sean. Y sueñan con que no sean precisamente en su cama. Hay quien aún se fascina con la cara oculta de la Luna. Luego están aquellos que aman al viento, a los que no les importa lo que conlleve enredarse en él y su polvo cargado de mil historias.

Ahógame en el éxtasis.

Arrástrame al abismo al menos... Muy al fondo. Húndeme en la más terrible miseria. Llévame al más terrible fondo de los fondos. Al nunca jamás de los jamases. Pero que si tengo que aguantar algo que imponga la sociedad entre tú y yo, que sea lo peor. Que me lleve al delirio, a las más corrosivas de las lágrimas. Que si quieres pasar por mi recuerdo, que me lleves al fondo más mortal y doloroso. Que no haya posibilidad de olvidarte. Que si quieres llevarme al cielo, que sea al zénit, al más mortal de los vuelos, donde no haya oxígeno, ni para bien ni para mal. Que tus dedos sepan a fuego y tu lengua tenga el regusto de la absenta, de la cerveza ardiendo. Cuélate. Hazme perder el sentido y recuperarlo al borde de la muerte. Que si quieres formar parte de mi infierno, que me quedes grabado a fuego por siempre jamás de los jamases. Sobre el acero de mis labios te quiero. Haciéndome sangrar hasta el grito. Hasta la locura y más allá. Seas quien seas,  que si quieres quedarte en mi recuerdo, que sepas que has de hacerlo sin compasión.  Es tan fácil que el mundo sea nuestro que asusta... 

viernes, 24 de agosto de 2012

Has de saber I.S.


Amor mío, has de saber 

que uno tiene el alma negra 
de respirar el humo de los bares 
en los que tú nunca has de beber.

Allí perseguí a mujeres ajenas, 

que lloraron conmigo o por mí, 
que me llevaron a sus casas 
para dejarme morir.

Amor mío, antes de nada has de saber 

que no soy recomendable. 
No tengo alas para llevarte 
pero, si faltas, ¿cómo salvarme?

¿Cómo salvarme?
Amor mío, allí olvidé 

que soy tuyo, que se hace de día también, 
que afuera me estarían esperando, 
y dónde diablos aparqué.

Te vi pasar y blasfemar, 

y me escondí entre los portales 
para evitar que te cortaras 
con mi fracaso de cristales.

Amor mío, antes de nada has de saber 

que no soy recomendable. 
No tengo alas para llevarte 
pero, si faltas, ¿cómo salvarme?

¿Cómo salvarme?

domingo, 19 de agosto de 2012

Clock.

Rebuscar entre mis libretas y encontrar en el cajón lleno de folios el aire viciado de mis desvelos. Las lágrimas evaporadas que riegan la tinta de un sufrimiento insomne y casi lejano. Casi. Que mezclado con alcohol y la sangre de mis venas -bien sucia, de regreso al corazón-, y quizás algún que otro escalofrío, puede ser usado como exilir en noches raras. Como un embriagante placer que después queda grabado en mis labios y en estos papeles, que desordeno buscando respuestas. Encontrándome tras cada papel, tras cada trazo agitado -de la tinta y la conciencia- y tembloroso que conforma mi día a día, mi noche a noche.
Es extraño ver cómo creo a un ser distinto cada día, a una Irene -una Paz o una guerra, qué más da-, que gira en torno a unos mismos pensamientos ya olvidados junto a la almohada. 
Y, como un hito en mis tardes veraniegas, el viento no se ha presentado a visitarme, a enredarme en sus hojas caídas y su polvo, a colarse en mi pelo y desgastarme las horas. En Villa Isis se palpa el silencio, se respira, se saborea, y sólo encuentro agitación entre mis páginas, ya hajadas y moribundas, como quizás mañana estas mismas. Al rincón de la desesperanza y las medias sonrisas. A vagar hasta que sean borradas, olvidadas tal vez. Que sólo puedo tatuarme en el pecho las palabras que no he dicho, que quizás no existen en este mundo fuera del baúl de los folios sucios -que pretende desterrar a toda costa el pasado y el futuro-.

Volar...Volar




Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas, 
se paró el aguacero ahora somos flotando dos gotas, 
agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor, 
me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor.

XIV

Aquí, donde se erigen
las delimitaciones
del tiempo, está el origen
de sus devastaciones.

Esta absurda impostura
en que abortada yace
la conciencia futura
del hombre, que se hace

hombre para la ausencia
constante de sí mismo;
esta humana demencia 
que incita al paroxismo

y esta precariedad
que el corazón horada
desde esta realidad
que se trasluce en nada, 

en nada..., en la materia
que tan solo presiente
vestigios de miseria 
definitivamente.

Javier Cano

jueves, 2 de agosto de 2012

BJC

Cuántas cosas cambiarían para bien si la música llegase junto al rumor ahogado de las voces hasta los servicios del Bohemia. Cuántos pecados se cometerían en nombre del jazz en la penumbra.