Estoy triste, cobijada en esta penumbra, en esta tranquilidad, en el calmado vaivén de mi respiración. Estoy triste, rota por lugares insospechados. Estoy triste y también cabreada. Estoy triste y decepcionada. Estoy triste y a veces contenta. Estoy triste y sin aliento. Estoy triste y sin arreglo. Estoy triste y sin lágrimas. Estoy más triste de lo que puedo llegar a describir. Estoy triste y anhelante. Estoy triste y melancólica. Estoy triste y sobre todo lacónica. Cansada. Estoy triste y expectante. Estoy triste. Irenemente triste. TRISTE. Enajenada, estoy fuera de este cuerpo. Enajenada, fuera del universo, estoy flotando. Triste, en busca de esa calma que nunca llega. Triste, en busca de ese equilibrio que no me alcanza en el camino. Triste. Triste y punto.
lunes, 23 de julio de 2018
miércoles, 10 de enero de 2018
APARTE
Y luego. Punto y aparte, los días en que
amanezco llena de una energía vibrante y terrible, que me llega hasta la
garganta –me la anuda, la hace chispear, me la agarra como una mano que
apretara con todas sus fuerzas-. Me siento tan fuerte que podría romper los
folios sin querer, me siento tan terriblemente torpe, me tiemblan las manos.
Resoplo. Por la nariz, por entre los labios. Y qué maravilloso sería tenerte
aquí para descargar este temblor sobre ti, sobre tu pelo, agarrarte del brazo,
hacerte sangrar. Y qué ganas de que este aparte sea un continuo, romper el estancamiento emocional de los días
grises que se suceden sin tiempo para pensar, sin tiempo para ser fuerte y
destrozar las ventanas. Sin tiempo para despegar los labios y gritar lo que
siempre se queda guardado sin más. Y susurrarte gritando al oído que te quiero
sostener entre los dedos y clavarte las uñas. Hasta que sangres.
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