miércoles, 9 de abril de 2014

Time.

Que el tiempo se arrastre sobre mis heridas no me cura. Sólo desliza arena por todos los recovecos, y no le importa si es costra, herida abierta u olvido. 
[El viento tampoco cura, pero al menos acaricia sin cuestionar]

miércoles, 2 de abril de 2014

Gris, gris, gris.

Me quedo a solas contigo, canción. Con tu dulce textura, con tu halo de tristeza. Gris, gris, gris. Así estamos, ¿eh? Siempre tú, siempre yo. Entre tus minutos guardo demasiados recuerdos... demasiados instantes ajados de nudos en la garganta. Placebo de 'Romeo and Juliet', dosis diaria -,dosis nocturna-. Déjame ser sin estar. Me arropan tus notas, me recuerdan que fui. Que soy -quizás...-. Qué cerca quedan todos los rincones de Granada. Qué obvias, las nubes y el olor a lluvia. La ciudad dormitando bajo gotas tímidas que tiemblan antes de ir a destrozarse por cualquier rincón. No sé muy bien si a solas o no, pero el viento me agita frente a la puesta de sol; una Granada que se disfraza de París. 
Tú y yo a solas, canción maldita, entre estas cuatro paredes, entre estas sombras y el techo engrisecido por la luz que huye entre las cortinas. Dame oscuridad y nunca calma. La calma va de la mano con el olvido; hoy sólo nudos. Siénteme lejos, casi en la punta de la lengua, a punto de abrasarme con el café de media tarde, mientras yo... yo te abraso en el infierno. Nada más dulce que ir a morir entre idealizaciones de bruma, de nada, de delirio psicótico. 
Por fin, últimos acordes. Nada mejor que respirar y no sentir.