viernes, 9 de mayo de 2014

Oscuridad.

Ámame por este puñado de miseria que soy. Quiéreme como si no fuera un junco tembloroso. Te pido que cuando me mires a los ojos seas capaz de ver toda la oscuridad tras la luz. Sobre todo no te fijes en mis virtudes. Sólo déjame mostrarte la tristeza del viento enredado en mi pelo. No sientas si no es 'un temblor de tierra' si me rozas en busca de calidez. Porque es lo que soy. Un caos tras otro, unidos entre sí por la certeza de la entropía, por la callada frialdad de los suspiros sin nombre y las miradas al vacío; hilados en la incongruencia de un cuerpo. 
Eso soy, la intolerable mezcla entre la amargura y la suavidad. Así que quiéreme con la certeza de abrazar un abismo. 

lunes, 5 de mayo de 2014

El porqué de ser.

¿Por qué escribir de manera enrevesada? 
Escribir de manera cristalina es como decir 'Estoy desnuda' y a la vez también '¡No me mires! Esta oscuridad no es propia de nadie; estos desequilibrios son sólo míos. Te los dejo a cachos, a ratos, a minutos y por partes. No mires...' 
Escribir de manera turbia e impenetrable es decir 'Necesito decirlo, pero nadie necesita comprender. Necesito gritar y vaciarme, pero nadie tiene necesidad de empaparse del alquitrán de estos mares. Necesito desangrarme pero que nadie lo sepa'.

viernes, 2 de mayo de 2014

Sonrisa cansada.

Nos vamos deslizando, desgastando los días, aunando el hastío y la calma; la tristeza y la saciedad. Nos vamos desligando.

Juntando retazos. Días raros.

'Cuántos días me despierto aún de noche, al borde de una muerte que es un grito desesperado. Aúno el cansancio, el odio y sueño; todo es miseria cuando amanezco a solas sin ganas de querer ni de olvidar. La muerte se me atraviesa entre la garganta y los labios contraídos sin motivo. El mundo es inquietantemente curioso; él  y su dolor a la carta. Nada mejor para un sufrimiento que el que sea imaginario. Nada mejor para un deseo que ser inalcanzable o estar medio muerto. Los deseos moribundos o que tratamos de enterrar en cualquier rincón del desierto son los que nos mantienen vivos a algunos.'
Llámanos tristeza, llámanos soledad. Dinos miseria si quieres. Grita que somos un rincón oscuro y callado en el mundo; a la sombra de la agonía nos vamos forjando como un ente incomprensible. Desde aquí hay buenas vistas del atardecer al menos. De hecho es un sitio muy apropiado desde el que contemplar con viva expectación el Big Crunch, y sin duda es el mejor sitio para desangrarse lentamente, dejarse ir hacia el hastío. Qué miedo, la sensación del vértigo agolpado en las muñecas. Húrgame bien profundo en todas las heridas, ¿qué más da?, si no van a cicatrizar. Llámanos miseria si quieres, ya que probablemente no tengamos otro nombre.