miércoles, 23 de febrero de 2022

I

 Soledad es esperar a que alguien venga a rescatarte de este día que se agota y se derrama (derretido, ardiendo) por la línea del horizonte. 

sábado, 21 de agosto de 2021

HOUDINI

Esta necesidad que me embriaga, que me colma hasta los topes, que me da fiebre y me deja catatónica. Esta necesidad de huir, de no estar en ninguna parte y ser de nadie. Esta necesidad de ser Houdini en cada caso, de irme antes de que alguien se dé cuenta siquiera de mi presencia. Esta defensiva forma de ser y estar, huirhuirhuirhuirHUIR. 

Quemar puentes antes siquiera de construirlos.

viernes, 4 de octubre de 2019

Manifiesto en favor de este vacío que me completa

Anoche, tan confusa pero concisa y clara como ando últimamente, escribí un poco.

Que llegue el vacío y te pille sola, sin recursos. Que llegue y te dé de lleno, que te golpee y solo haya silencio. Irene, que crecer desde ahí te haga fuerte y te empoderes a ti misma. Que valgas todo lo que puedes y seas la mejor -aunque no haya nadie para verlo-. Que esta rabia sea motor, que esta voz firme y cansada tuya guíe tus pasos. Que crezcas y hagas todo lo mejor posible -sin limitarte-, aunque no haya nadie para verlo. Aunque te duela que no haya nadie para verlo, para valorarlo. Que no haya lugar para esconderte entre estas cuatro paredes y tengas que encontrarte. Con todos los pensamientos que no cuadran con quien se supone que eres, con todos los anhelos que tienes y no asumes, con todos tus miedos -que son terribles, por cierto-. Encontrarte cara a cara con la Irene más sucia y no huir, con la Irene que tiene miedo a que nadie la valore nunca más, con la Irene sensible que llora siempre sin razón -aunque que te dan ganas de darle un guantazo cuando ocurre-, con la Irene que no entiende las relaciones de pareja ya, que no entiende las relaciones humanas en general y se siente sola, con la Irene a la que se le enquistan las personas desde hace años y no hay manera, con la Irene fuera de juego, de margen, del canon autodefinitorio, con la Irene que está llena de terrores y se asusta ante una caricia, con otras muchas Irenes y sobre todo con la Irene que escribe tonterías porque el silencio de esta noche vacía es verdaderamente doloroso. Y necesario. 

lunes, 23 de julio de 2018

Sadness

Estoy triste, cobijada en esta penumbra, en esta tranquilidad, en el calmado vaivén de mi respiración. Estoy triste, rota por lugares insospechados. Estoy triste y también cabreada. Estoy triste y decepcionada. Estoy triste y a veces contenta. Estoy triste y sin aliento. Estoy triste y sin arreglo. Estoy triste y sin lágrimas. Estoy más triste de lo que puedo llegar a describir. Estoy triste y anhelante. Estoy triste y melancólica. Estoy triste y sobre todo lacónica. Cansada. Estoy triste y expectante. Estoy triste. Irenemente triste. TRISTE. Enajenada, estoy fuera de este cuerpo. Enajenada, fuera del universo, estoy flotando. Triste, en busca de esa calma que nunca llega. Triste, en busca de ese equilibrio que no me alcanza en el camino. Triste. Triste y punto. 

miércoles, 10 de enero de 2018

APARTE

Y luego. Punto y aparte, los días en que amanezco llena de una energía vibrante y terrible, que me llega hasta la garganta –me la anuda, la hace chispear, me la agarra como una mano que apretara con todas sus fuerzas-. Me siento tan fuerte que podría romper los folios sin querer, me siento tan terriblemente torpe, me tiemblan las manos. Resoplo. Por la nariz, por entre los labios. Y qué maravilloso sería tenerte aquí para descargar este temblor sobre ti, sobre tu pelo, agarrarte del brazo, hacerte sangrar. Y qué ganas de que este aparte sea un continuo,  romper el estancamiento emocional de los días grises que se suceden sin tiempo para pensar, sin tiempo para ser fuerte y destrozar las ventanas. Sin tiempo para despegar los labios y gritar lo que siempre se queda guardado sin más. Y susurrarte gritando al oído que te quiero sostener entre los dedos y clavarte las uñas. Hasta que sangres. 

lunes, 24 de julio de 2017

La eterna espiral

Qué más da secretos o verdades a voces, si tu alma nunca está tranquila ni quieta ni callada. Qué más da lo que escondas o lo que grites, si tu ser jamás está en paz. Qué más da si te muerdes el labio hasta que sangre o si gritas hasta quedarte sin voz, si la miseria es la misma y el alma permanece oscura y embarrada de tristeza hasta las cejas. Qué más da, Irene, si nunca vas a dejar de ser una ruina en perpetua convulsión, en perpetuo terremoto. 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

RJ

Hoy, dejando aparte la culpabilidad, la conciencia que pesa, estoy recidivante e irenemente triste.
Inexplicablemente y sin remedio. Y el viento, no sé  si causa asociada o consecuencia bendita, zarandea los árboles, me mece, me acaricia el nudo en la garganta, las palabras que repito una y otra vez por no perderme ni encontrarme. Sobre todo por no encontrarme.
Hay vece, babe, en que el terrible nudo es tan atroz que no deja pasar ni palabras, ni suspiros, ni la desmesurada cascada de tristeza. Hay veces, Romeo, en que no pasa ni el aire, en que creo que he gastado todas las lágrimas y sólo me queda ahogarme en el vacío que deja el dolor -el terrible dolor de la ausencia-. Que no fluye ni el aire ni sé escribir hoy.
How about it?
La calma de pensar en que la lluvia que cae nos une es tan absurdo y recurrente como absoluto en mi pensamiento. La tristeza del tiempo rodando sobre la piel -a millones de años luz del resto de mortales-, deslizándose sobre la aspereza del alma -inmensurable-. Quiero construir puentes sobre el mar pero aún no sé cómo. Que el viento me alborota, me seca los labios. Quiero poder llorar un rato, grosso modo.