martes, 21 de mayo de 2013

Estar vivos, pero a qué precio.

¿En qué momento de mi existencia he perdido el rumbo? ¿Cuándo he decidido que ya no sé decidir nada más? Que ya no sé si soy extremadamente fuerte por no volverme loca, o extremadamente débil cada vez que acabo temblando de rabia y miedo a la vez. ¿Cuándo me he vuelto mortal? Leo esto y me da frío en los pies. Todo el mundo es capaz de escoger sus errores, pero yo, yo... ando perdida, eso es todo. 
Lo sé cada vez que miro por la ventana, y tengo esa certeza de que te crees que no estás, pero estás, y supongo... ¿a qué viene ese 'tú', esa personificación de los delirios?¿Qué tiene que ver un tú con que yo ande perdida? Ojalá, ojalá fuera lo suficientemente astuta para saberlo, o al menos para admitir que lo sé. 
No sé, no sé cuántas veces es necesario echarse a llorar en mitad de una frase, no sé si es sano o acabaré tratándome a mí misma en el psiquiátrico. Gritándome, amándome, arañándome hasta alcanzar... ¿una certeza? Una certeza que no sea miedo al futuro. 
Odio escribir esto, pero cuánto lo necesito por encima de pegarme con las paredes, de gritarles todo lo que no soy capaz, por encima de enfrentarme al vacío. 

lunes, 20 de mayo de 2013

Antagonista.

Y ahí está siempre ella. Frente a mí. Despeinada y con el rímel destrozado. La sonrisa en la cara y el brillo en los ojos. Y tengo que odiarla, porque esa es mi misión. Tengo que negar el chaos. Y aquí está ella. Siempre está cerca, a veces henchida de poder, otras de furia o de amor. Y tengo que odiarla si quiero seguir siendo un ser racional, la hermana buena, la protagonista dulce y gris. Tengo que odiarla aunque la ame, porque creo que todos en realidad amamos nuestra mitad de caos. La odio mucho en presencia de mi conciencia, pero la acaricio mucho cuando estamos solas. Acaricio cada parte de su cuerpo, de su alma, de mi alma, y la amo, nos amo. Nos amo mucho. Yo soy la racional, y hoy llueve un poco. Y no sé cómo seguir escribiendo si ella no me altera, si no me tira desde el abismo y luego viene a lamerme las heridas.
¿Y si acabásemos alguna de nuestros encuentros en una guerra a muerte? No sé, no sé cuál de las dos ganaría en un combate sin retorno. Yo podría gritarle hasta volverla ínfima, ella podría arrancarme el corazón, desangrarme pintando con mi dolor todas las paredes, yo podría anularla, darle golpes a su espíritu hasta destrozar el mío, podría atarle el alma a las zarpas de un león, y ella podría estallar en risa o en llanto hasta que mi voluntad se quebrase. A fin de cuentas, sea el caso que sea, las dos moriremos, frente a frente, con el odio y el amor tatuado en los labios, nos destrocemos como nos destrocemos... Porque sé que la guerra será entre ella y yo, y si la destruyo gano y pierdo, y si me destruye muero, ella conmigo. 
Esta noche tenemos una cita para tirarnos en la cama a mirar la luna, para respirar despacio, para estar en silencio hasta que una de las dos pierda y se eche a llorar, en brazos y heridas de la otra. Y al fin y al cabo... siempre tenemos que esperar un estallido para seguir caminando juntas. Creo que hoy me toca a mí gritar hasta sangrar las cuerdas vocales y escupir en forma locura transitoria todo este chaos.

Will you still...?







domingo, 19 de mayo de 2013

Diez confidencias.

1. Hay situaciones determinadas que pueden hacer que no reaccione durante horas. 
2. Yo también he pasado esa época en que se dice que te enamoras 'del alma' y no 'del cuerpo'. Confusión. 
3. No sé qué sería de mí sin los libros.
4. Muchos días pienso que es un milagro no haber salido más asocial después de todo. Muchos días me reprocho ser tan asocial, casi sociópata.
5. Mi récord de siesta está en 6 horas largas.
6. Es posible que la página de un libro me haya cambiado más que la mayoría de las personas que conozco. Es posible que me haya enamorado más fácilmente de una palabra que de un ser de carne.
7. Aún no sé qué pensar del amor.
8. En cuanto puedo llevo el perfeccionismo a su máximo exponente, nunca la manía.
9. Los días que duermo tranquila me reprocho no disfrutar del insomnio y aprovechar la noche. Los días que tengo insomnio maldigo cada minuto y me desgarro un poco mirando por el balcón. 
10. Vivo enamorada atemporalmente de 'Réquiem for a dream' para piano. Sin remedio.
11. Me parece que escribir esto es una estupidez, pero hablar de uno mismo siempre sirve para organizar las ideas. 

jueves, 16 de mayo de 2013

Cuando quieras arrancamos.



Pero se asustó, ¡cómo te retumba el pecho!,
tranqui, sólo es mi maltrecho corazón,
que se encabrita cuando oye tu voz.

lunes, 13 de mayo de 2013

.

Cuando por las tardes lloro parezco un caballo albino. Algo completamente diferente al zombie luchador de las cinco de la mañana. Un caballo albino un poco estúpido, que ni sabe para dónde tirar las coces. 

domingo, 12 de mayo de 2013

Franja horaria solitaria.

Empezar el lunes pensando en tus delicias, mis errores. Con las ganas abiertas a una derrota más, pero sólo si es noche de luna llena, sólo si tengo que perderlo todo. Mirar por la ventana, porque aún es de noche, porque soy la única que no está soñando, al menos no dormida. Porque mis confidencias, entre el papel y el cielo ennegrecido, la aurora helada, rebotan en todas las paredes, y escapan. Y ojalá yo tras de ellas, para atarlas, encadenarlas, ridiculizarlas ante la razón, ridiculizarme a mí misma en pos de una certeza, que puede ser la calma.

sábado, 11 de mayo de 2013

Sábado enrevesado.

En un rincón tirado está mi instante, mi minuto, mi rato largo. Allí estoy yo, atada a él. Es duro estar condenada a perder el tiempo, ¿sabes? Condenada a saber que las batallas están perdidas antes de jugarlas. Sí, de jugarlas, pues no puedo tomar en serio lo que se desmorona a la par que lo hago yo, a la par que me desangro en montoncitos de arena que siguen perpetuamente encadenados a la religión que adora a la esquina donde desde un inicio estuve atada. Adoración de la vida como valor decadente, como único valor, y, por ello, considerada como epicentro del mal, como referencia del bien. Y es que es complicado notar en las venas cómo se escapa el tiempo. Pesa la certeza de saber que en cuanto me vaya será porque nunca he estado ahí. No estoy segura de que exista siquiera el lugar en que permanezco. 
Yo, que siempre me he quejado de los hombres que luchan por ideales ciegos que los dejan sordos, y héme aquí, enterrada a mil metros bajo una trinchera, luchando en el mismo sitio pero con otro nombre.

viernes, 3 de mayo de 2013

Ñau.

Escribir es creer en esa falsa posibilidad de hacerle comprender los chispazos del fondo del estómago  a un interlocutor al que no le importa lo que grites. Al menos hoy lo es.
Escribir el caos es ese paso para cruzar al otro lado de la ventana, al lado donde sopla el viento de la tormenta.

Relámpagos. Truenos. Llámalo viernes frío.

'Destruyamos el mundo'. Como amenaza al cielo, como promesa a una sonrisa, como respuesta al estímulo de notar tu aliento invadiendo mi espacio vital. 'Esta noche, a la hora de Cenicienta, en el fin del infinito, para colorear el viento, para elevar a mil los truenos de esta tormenta...' Y serás capaz de reírte. Serás capaz de tomarlo a broma si no me miras a los ojos cuando lo digo.
'Destruyamos, incendiemos, hagamos explotar el mundo...' A la hora de los sueños, a la hora de la sonrisa involuntaria, prendamos la mecha cuando las fuerzas del subconsciente estén desatadas, en plena actividad febril. Hacer del deseo la destrucción del universo, y de la destrucción la forma más bella de creación. 'Renáceme de tus cenizas', te digo sin querer queriendo, queriendo sin querer. 
'Dame un motivo y destruyo el mundo'. Qué ostentoso, ¿no? Qué febril, qué descarada forma de gritar sin gritar todas las ganas sin dueño. 'Dame un motivo y te construyo el universo'.
'Enrédame el pelo, por favor. Péinamelo con tus dedos temblorosos, hazme creer que soy infinita a cada nudo'. 
Esta habitación está demasiado llena. Id saliendo poco a poco y ordenadamente, no quiero líos. Me conformo con truenos y relámpagos a solas. Electricidad de mí para mí. Para destruirme y crearte entre mis dedos, como una ilusión perenne. Ilusión, deseo, delirio... que ya ni sé a quién le hablo. 
'Destruyamos el mundo... Sin motivo siquiera...' Te lo repetiré hasta que te obligues a creer que el mundo estallará de un momento a otro, y quizás lo odiemos, quizás sea un increíble conjunto de fuegos artificiales al fondo de nuestra retina, pero te aseguro, te prometo, que si no sobrevivimos -y no sobreviviremos-, al otro lado de la mirada felina de una luna tremebunda y solitaria seremos una certeza para nosotros mismos y una posibilidad de dimensión paralela para el resto. 
'Dame un motivo y destruyo el mund... el universo, y si no me lo das, cualquier sonrisa me basta'.