lunes, 27 de febrero de 2012

W.

Esperar. Dejar que los instantes se vayan deslizando entre los dedos. Hacer que las palabras rocen la punta de mi lengua y escapen. Que las corcheas choquen con mis sístoles. Respirar despacio para alargar el tiempo en la mañana. Que aunque mis manos suden y mi pulso se acelere logre permanecer sentada. Esperando. Sentir el espacio entre las palabras. Volar al infinito en una centésima de segundo y regresar con cada inspiración.
El olor del café en la mañana, amarga delicia. La cortante hoja de un libro y su tacto dulce y liso. Brisa matinal que me hiela la nariz mientras mis dedos se van tornando cálidos.
Lentamente, como esperando esa sonrisa, ese vuelco al corazón que me enternezca. Nero parece esperar lo que yo, oigo su respiración airada y suave. Sus ojillos entrecerrados guardan esa calidez que se ausenta en la mañana. 

'Sé la respuesta que buscas, pero no tiene sentido responder pues nadie sabe la pregunta' 
Así podría resumir estas sonrisas; como resultado de una tediosa y larga espera en calma que se destruye al paso de un estúpido torbellino de melodías que no esperaba, pero que ahora me hacen palpitar en mañanas como ésta. 
Recuerdo palabras que pronuncié y que ya no olvido, que este olor me trae al paladar. Palabras en forma de peligrosa afirmación que sólo fortalecieron mi desligación con lo anheladamente mundano... Con lo que muchas veces eché de menos, pero que ahora sólo forma parte de un baúl lleno de suspiros que hace ya mucho que escaparon.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Sumida en un delirio constante anda mi alma.

Extraviada de todo camino posible. En un ensimismamiento que raya la ebriedad. Me deleito entre palabras de EMV.


LLUVIA CON VARIACIONES

Y estoy triste también,
“elenamente triste”,
con la lluvia, en la lluvia, por la lluvia,
a través de, debajo de la lluvia.
Mi tristeza no es de hilo blanco,
ni de noes desmayados de ajadas margaritas,
ni de esa música (Radio. Noche. Nocturno),
ni saber que el tiempo
bicéfalo, contando dobles horas,
(el tiempo del reloj, y –yo te saludo Bergson–
el tiempo tiempo)
no es hora ya de juventud, de síes
(¡ay, divino tesoro!)
sino tiempo del “no”, de se acabó que es tarde,
que nada hay ya que hacer...
(La paz de los sepulcros.
Y que haya un muerto más qué importa al mundo.)
Pues sí, estoy triste.Triste.
Cómo chorrea la lluvia en mi tristeza,
goteando en mi paso impar y solitario.
Cómo llora la lluvia por mis sienes,
por mis manos, mis ojos y mis labios
que fueran elegidos por los dioses
para hazañas de vida
y epopeyas de fiebre.
Escogidas mis manos para alcanzar las cimas
(mundo del tacto, cumbres de ternura),
las palmas hacia arriba, suplicantes a un cielo.
Preferidos mis ojos que alertaron distancias,
profundidades, ríos, mares insospechados,
ojos vigías de auroras, paraísos, crepúsculos,
cauces del amarillo.
Nombrados boca y labios,
reductos del amor,
a empresas de aventuras y audacias destinados.
Todo desbaratado, reprimido,
hecho pedazos, roto entre la lluvia
(Detritus y pavesas, cáscaras de ilusiones.)
Nadie entiende este “puzzle”, este, dígase enredo.
En el espejo turbio de la lluvia
está todo, sangrante, reflejado.
Es verdad que estoy triste.
Elenísimamente desesperada y triste.
(Pero tengo razón. Malhadada mi suerte.)
Pero bendita lluvia,
pues que puedo
recordar esos versos
de un poeta francés –por más señas romántico:
Le seul bien qui me reste au monde
est d’avoir quelquefois pleuré.
Y TRISTESSE se titula, en realidad, el poema.

jueves, 9 de febrero de 2012

Déjame robarte una caricia.

Todo me parece extraño. Como si el mundo se crease y destruyese dentro de mi memoria cada día. Los objetos, la calidez, las sonrisas... todo me parece vano. Se me muestra surrealista y superficial. Hablar con cualquiera es como poner en frente uno del otro dos muros de hielo y pintar con lápiz una sonrisa impersonal que pudiera ser interpretada a antojo de quien lo desee.
Me pone enferma este proteccionismo del yo que con tanto celo se lleva a cabo. Me enfada tener la certeza de no poder llegar a conocer a nadie jamás. Sólo podemos rozarnos las almas y esperar no hacernos rasguños que duelan mucho. Tal vez de vez en cuando las almas se acarician en vez de rozarse, produciendo unos preciosos escalofríos que se recuerdan en las noches más lacónicas del resto de la vida. Sólo quiero guardar unos pocos tuyos para cuando el frío apriete.

martes, 7 de febrero de 2012

EGO.

¿Por qué niega el humano una y otra vez su naturaleza egoica, sus defectos como ser humano? Negar algo no lo vuelve invisible, no lo hace desaparecer. ¿Por qué se crea prototipos baratos que, por añadido, son imposibles de satisfacer? Estúpida tendencia al idealismo, a la infelicidad autocreada. Es una extraordinaria cualidad la de tratar de ser 'buena persona' aislando todo lo malo, metiéndolo muy al fondo y destruyendo por completo nuestra esencia, cuando, realmente, todo lo bueno ha de tener algo malo que lo equilibre. Qué estupidez la de negar nuestra parte egoica -que no es un defecto por definición-.
Cuando todas las luces fallen, sólo nos quedará el consuelo de nuestro propio ego; de lo que hayamos cultivado en todos los campos de nuestras cualidades y defectos. Entonces, ¿por qué renunciar a algo tan importante? El humano no deja de asombrarme con su máxima incongruencia.
'Apariencia' de ser y no el 'tratar de' ser. Ser aparentemente simpático, solidario, fuerte... ¿Para qué? Si cada uno sabe realmente lo que lleva dentro, la maravilla y la desgracia que lo acompaña. 
¿Por qué todo esto? Porque las mentes son débiles, son vagas y retorcidas, y es mucho más sencillo crear una fina capa de apariencia y sonrisa que trabajar en el barro por moldearnos una mente lúcida y que ''sea capaz de pensar''.

lunes, 6 de febrero de 2012

Tireless

'No es rabia, es cansancio...' logro balbucearme a mí misma, muy bajito. 'Es este frío el que logra avivarme a la vez que me deja exhausta...' Me trato de convencer. El mundo hoy parece muy difuso, distante. Sólo puedo desplomarme hoy ante mi propia mirada, pues nada más logra sacarme de esta ensoñación que mi propio brillo. 'La única medida posible del mundo hoy es agrupar momentos en cúmulos de dolor. Cúmulos de nudos en la garganta.' En un suspiro escapa este pensamiento, y lo dejo irse lejos. ¿Para qué lo quiero? Nada me queda, porque nada necesito, sólo sentarme ante este gélido recodo de la vida y reponerme, como si fuera un golpe, aunque mi delirio es que no me queda fuerza, nada que respirar despacio no logre solventar. No puedo estar cansada, el viento me empuja aunque se me cuele por la nuca y me produzca escalofríos...  Sólo sonreír me permito.