domingo, 14 de septiembre de 2014

Palabras.

Hay palabras tan grandes, tan increíbles, tan sucias, tan preciosas como preciadas, tan dulces, tan amargas, tan necesarias de decir susurrando, tan irreales, tan leves, tan duras, tan tristes, tan frágiles y delicadas, tan únicas, tan especiales, tan tan esperadas, tan pervertidas, tan lejanas, tan heladas, tan puras, tan inútiles, tan odiosas, tan placenteras, tan mancilladas, tan eléctricas sobre la punta de la lengua, tan entrópicas, tan oscuras, tan inesperadas, tan apropiadas; hay palabras que son tanto que se nos atragantan en forma de nudo infinito en la garganta, que nos ponen la piel de gallina, que nos llenan de escalofríos, de miedo, de amor, de locura, de confusión, de indiferencia. Hay palabras que son tan demasiado que nos hacen temblar de placer y de caos. Hay que quedarse con las palabras que son mucho más de lo que son, con las palabras que nos recorren la espina dorsal hasta llegar al cuello para expandirse por todo el alma. Palabras como caricias, como extensión entre mis labios y tu oído.

1 comentario:

  1. Precioso. Me encanta este texto. Precioso. Voy a guardarlo, con tu permiso, en una carpeta en la que tengo cosas que merece la pena preservar del riesgo del olvido. Yo suelo pensar bastante sobre las palabras, su relación con sus significados y su relación con nosotros y nuestras vidas. Es un magnífico tributo.

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