domingo, 10 de junio de 2012

Siempre nos quedará una luna muda.

Y ya no sé ni por lo que peleo. El mundo va resbalando y dejándose caer por el horizonte muy despacito mientras yo permanezco con una preciosa máscara de impasibilidad, aunque cada instante todo va pesando un poquito más. 
No sé ni qué busco ni de qué reniego, sólo sé que me encanta sentarme a ver pasar los instantes, notar cómo se va enfriando el café y pierdo la página del libro. Sólo sé que a veces me encanta parecer una sombra, y que otras tantas lo soy aunque no quiera. 
Hoy es uno de esos días que empiezan casi normal... y que sólo pueden terminar mal. Demasiado tiempo a solas con mi desequilibrio, para oírme delirar. Para pararme ante el espejo y no acordarme de lo que fui ni lo que era. Ni sé si esto pasión o me estoy muriendo. 
Yo que sé.
Me callo y no me entiendo. Para solucionar el mundo primero he de acabar con esta angustia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario