viernes, 9 de mayo de 2014

Oscuridad.

Ámame por este puñado de miseria que soy. Quiéreme como si no fuera un junco tembloroso. Te pido que cuando me mires a los ojos seas capaz de ver toda la oscuridad tras la luz. Sobre todo no te fijes en mis virtudes. Sólo déjame mostrarte la tristeza del viento enredado en mi pelo. No sientas si no es 'un temblor de tierra' si me rozas en busca de calidez. Porque es lo que soy. Un caos tras otro, unidos entre sí por la certeza de la entropía, por la callada frialdad de los suspiros sin nombre y las miradas al vacío; hilados en la incongruencia de un cuerpo. 
Eso soy, la intolerable mezcla entre la amargura y la suavidad. Así que quiéreme con la certeza de abrazar un abismo. 

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