jueves, 31 de octubre de 2013

Pulmones rotos.

¿Existe acaso la felicidad, la plenitud, la satisfacción del alma, lejos de la autodestrucción? Algunos días llego a pensar que sí.
Después la idealista se levanta las 5 a.m., rellena todos los huecos del cuerpo con café, todos los poros de la piel con frío y humo, el alma plena de ansiedad, la mirada de anhelo de desequilibrio. Y de madrugada, ya con el cerebro atrofiado, la idealista sigue despierta por nada y por todo, sigue pensando que acaso es posible la satisfacción del equilibrio perfecto. Pero no lo quiere para ella. Ya es tarde para robarle su poder a los excesos que ofrece la caprichosa vida, la mortal noche y el agotador día. Es una idealista... pero sólo en parte, sólo lo mínimo para apaciguar las oscilaciones sobre el eje de la locura lúcida. Así que cuando cae de nuevo en la cama donde empezó el ciclo rutinario sabe de sobra que nunca será esa persona que pretende y que realmente no desea. Así sigue todo bien. Que suela rozar el borde del desastre no quiere decir que no sea eso acaso lo que busca. Que se revuelque en mitad del chaos sin remedio sin querer no quiere decir que no sea eso a lo que aspira. À la recherche du temps perdu. Toujours perdu.
El olor de una ciudad medio dormida. La libertad como medio para descubrir el alcance de nuestro poder de autodestrucción. Cigarros candentes. Colillas indiferentes. El olor, de nuevo, de una ciudad que aunque se crea despierta en realidad está ya arropada. La calma del desastre. La música dulce, apagada, en consonancia con las luces que titilan ya medio olvidadas.
Escribir, soñar con la ventana bien abierta, fumar. 
'Te amé porque atisbé miseria, porque vi mi propio reflejo cansado en tu frío glacial.' Mi fantasma favorito. 
Porque aunque el mundo me mantenga en pie siempre sentiré ese vértigo, esas ganas de arrancarle las entrañas al universo, de volverme a caer, porque, por si jamás lo he confesado... soy una espiral infinita de chaos. Como todos y como ninguno. No escribir, síntoma de salud que ahora mismo mengua, cuando crece la Luna y las ganas de ser sin ser. Combino a la perfección con esta noche helada, con esta enrevesada sensación de  lejanía. 'Paraíso', que si acaso eso se encuentra está destinado a volver a perderse. No somos aptos para ello, y nunca lo seremos. La feliz satisfacción es mucho mejor, más bella, menos cansada. 
La tristeza es muchísimo mejor y preferible que el resto de posibles estados del alma. Sonrisa y calma. Labios, ojos entreabiertos. 
'Noche, eternízate, consúmeme despacio'. 
Lentamente. Agonízame un poquito. 
Báilame el agua. Pero no me quieras tratando de comprender la mezcla de mis ojos. Somos una utopía. Somos un anhelo de cielo pretendiendo tierra mullida -fango-.


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