miércoles, 24 de julio de 2013

Luna (casi)llena.

Las horas, que se alargan, que se acortan bajo el influjo lunar. Los dedos me huelen a discordia. Todo es desastre y no encuentro ni respuestas ni monstruos bajo la cama. Las uñas en la palma de la mano, bien clavadas, bien tranquilas. Cada instante me grita. Me grita coordenadas precisas. Hasta el desmayo las evito. Hay lugares para la tristeza y canciones para la melancolía que nos arrastra en todas direcciones. El tiempo deja de tener valor. Tengo un miembro fantasma. Sí, de esas partes del cuerpo que cuando la pierdes la sigues sintiendo. Yo pienso que el corazón aún me late, quiero creerlo aunque sé que no es cierto. Si gritase lo que quiero... Ojalá no pudiera resumir mi existencia en un ojalá. En un conjunto infinito de ojalás. Me queda tanto por decir... Me queda por quitarme de la cabeza la necesidad de acariciar, de arreglar. Alejarme de la entropía. Caigo sin remedio en el desastre. Sinsentido. Estamos demasiado rotos. Andar sin sentido por la ciudad, buscando un nosequé, un pegamento, que sea capaz de sostener el mundo de nuevo.
 'Sí, lo que yo soy sería insoportable si no pudiese acordarme de lo que he sido.' O eso dice Pessoa. He sido una persona, creo.
Déjalos por ahora que sangren.

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