miércoles, 13 de marzo de 2013

Borrador de lluvia infinita.

Es curioso que después de meses sin leer poesía, el día que vuelvo a encontrarme con ella llueve. Llueve sobre mis hombres y al fondo de mis ojos. Llueve mucho, sobre todo entre tú y yo, y a ratos pesa demasiado. Errar, huir, siempre es un placer amargo, muy agridulce si las calles permanecen bajo el ceniciento brillo de las nubes ondulantes. Escucho las gotas estamparse contra el suelo, acariciar mi ventana mientras que las últimas luces del atardecer se van perdiendo, agonizando entre tonos naranjas y azulados. Paraíso de cada día. Que hoy parece el marco perfecto para esta mirada que se refugia bajo las sábanas. Gris. Muy increíblemente gris. 
Qué escalofrío si se me llena la lluvia de versos. 

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