sábado, 5 de enero de 2013

Religión.

La religión del pensamiento abrupto, vacío, desolador. La maravilla del placer escondido tras la aridez de razonamiento abismal, inquebrantable, poderoso en su sencillez. De los pocos escalofríos que valoro. Placentero en su totalidad, con un regusto similar al placer que produce el dolor más profundo. Similitud en la sonrisa producida por la desazón que implican; vagar acariciando los chispazos más abstractos es mágico.

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