Una palabra basta para que cambien los aires, y quede el Sol sepultado bajo una pesada capa de nubes. Una, una sola para llevarme a la confabulación sin ti siempre contigo. Nunca sabrás las ganas, nunca las veces que he agarrado la integridad con las dos manos hasta tener las falanges a punto de quebrarse, aferradas a la nada como certeza para no hundirse. Y así me va; que un suspiro tuyo basta para cambiar el color del cielo.
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