Es inevitable. El nudo crece, no disminuye tras la implosión. Y es que, ¿qué pensamiento no tiene miedo a ser recuerdo? ¿Qué pregunta imposible tiene respuesta sin atragantarse en el alma? ¿Qué respuesta no tiene miedo a ser error?
Y lo peor siempre será ponerme celosa de la brisa que te roza, a pesar de todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario