martes, 9 de octubre de 2012

Ñam

Deja al tiempo que haga su trabajo. Deja que nos vayamos derritiendo bajo el sol a veces, que nos enredemos en el viento, que nos moldeemos con la lluvia y su gris, que sonriamos sin querer en silencio. Que si al volvernos a construir una mañana tras quizás una incrédula noche donde fuimos pardos, merezca la pena sangrar por las esquinas.
Todas esas horas perdidas se amontonarán tras cualquier recodo del camino y las encontraremos todas juntas tumbadas al sol, en busca de un sentido que sólo encontraremos en el brillo que el atardecer deja al fondo de los ojos, mientras la brisa anda enloquecida entre tus huesos, buscando esa implosión que lleve a un salto al vacío, ese cambio de horas por instantes. 
Otro nivel de conciencia, más profundo, más laberíntico y más sencillo. Perdernos y encontrarnos. Déjanos deslizarnos un poco más por esas palabras que saltan desde la punta de la lengua en busca de un silencio mejor. 
Perdonen estas ganas que tengo delirar sin sentido para poder encontrarlo esta noche...


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