martes, 30 de octubre de 2012

Klein

-¿Qué quiere usted decir? Yo quiero comprender de verdad. ¡Créame! Me interesa mucho
Él sonrió abiertamente.
-Sí, sí. Usted quiere hablar de esto. ha experimentado algo y ahora quiere comentarlo. ¡No hay remedio! Hablar es el camino seguro para no comprender nada, para hacerlo todo superficial y aburrido. ¡Usted no quiere comprenderme a mí ni tampoco a sí misma! Usted sólo quiere tranquilizarse ante la advertencia que ha sentido. Quiere suprimirnos a mí y a la advertencia para encontrar la etiqueta con que poder clasificarme. Lo intenta con lo de criminal y la de enfermo mental, quiere saber mi situación y mi nombre. Pero todo eso esto se aleja de la comprensión. Todo esto es falso, señorita; es una mala sustitución del comprender, es una evasión ante el deseo de comprender, ante el deber de comprender.
Se interrumpió, se pasó la mano crispada por los ojos, luego pareció que se le ocurría algo alegre, volvió a sonreír.
-Mire. Cuando usted y yo sentimos por un momento lo mismo, no dijimos nada, ni preguntamos nada, ni tampoco pensamos nada; nos dimos la mano al mismo tiempo. Y estuvo bien, pero ahora, ahora hablamos y pensamos y explicamos y todo se ha hecho extraño e incomprensible. ¡Tan sencillo como era! A usted le resultaría tan fácil comprenderme como yo la comprendo a usted. 

                                        Hermann Hesse 

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