lunes, 7 de mayo de 2012

Incongruencia, sin peros



'Sin embargo, cuando empiezo a dudar de mi capacidad para trabajar con la palabra, simplemente leo a otro escritor y entonces sé que no tengo motivos para preocuparme. Compito solamente contra mí misma'

Mucho y poco que decir, supongo. Golpe tras golpe caigo junto a la indiferencia, una y otra vez. Pero me levanto, no la quiero. El hastío no es para mí. El simple hecho de estar respirando este aire a través de una sonrisa merece la pena. El dolor es la única forma para crecer. Incluso el problema es soñar sin control sobre la alegría. Crear en el alma estructuras sin ton ni son, sobre nubes, que se desploman a cada sístole, a cada movimiento de la manecilla del reloj. Hay que cuidarse de las vanas ilusiones...
Es cierto que he pasado noches en vela, cortando el vacío de la habitación con la inquietud de mi aliento. Tal vez por eso a veces juego a intuir el infierno en los ojos ajenos, por el propio, que arde cuando no quema con su hielo.
También es cierto que cada vez más cosas me dan igual y que soy cada día un poquito más difícil de encontrar. Estoy aprendiendo a ahorrar energía.
Hoy he abierto una vieja libreta, una entre tantas, de esas que desperdicio con palabras vanas que a veces me hacen sonreir. Y he encontrado una frase, ya olvidada bajo el paso del tiempo, de un polvo muy especial que se fue depositando con el peso de la galena, sellando -siempre vivos- recuerdos, enjaulándolos para que no arañen. Tampoco es una frase muy especial, ni tampoco son recuerdos especiales, pero me he quedado blanca un momento. Luego el pasado ha seguido siendo pasado y el presente sigue estando compuesto de insomnios, cafés y medias sonrisas. El único problema es que he perdido el látigo, el orden, y cada día soy más volátil. 
La incongruencia se abre paso entre mis delirios, encaramándose al podio con una fuerza desmesurada a su flaqueza. 
'Tómate los sueños con calma, que todo llega y todo pasa'
Sólo quedará lo que guardemos en el corazón, el resto sólo nos acariciará un poco el alma y se esfumará tras el tic tac.
El truco está en dejar de buscarle sentido.

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