Vivimos enamorados del amor, y tratamos de ponerle cara a todas esas corrientes eléctricas que nos recorren de parte a parte. Necesitamos atarnos a algo; ir dando bandazos, estampando al corazón por cualquier sitio es demasiado arriesgado, peligroso... doloroso. Y entonces, ofrecemos nuestras muñecas para que las aten, las encadenen bajo llave y nos moldeamos a su figura para poder sentirnos un rato en calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario