martes, 15 de noviembre de 2011

Cinquième péché capital

¿Cómo acallarla? ¿Cómo controlarla? A veces resulta imposible y los estallidos más violentos son producidos en mi pecho. Cierro los ojos. No quiero que nada escape. Me miro al espejo; esos ojos que recuerdan a las ranas venenosas de las selvas, que con colores vivos atraen para destruir o simplemente espantan; como esas mariposas tan bellas que resultan ser tóxicas.
Lo único que tengo y parece marcar todo mi ser, toda mi esencia. Me guía por caminos iracundos que ayudan a los desequilibrios a desparramarse por mi interior... Mis ojos, que me hacen pecar tantas veces... 
El resto del tiempo soy una persona más o menos normal, más menos que más... Me salvan las palabras.
 Prometo ser buena equilibrada, prometo desnudarme y aprender a querer. Y espero que esta noche sea posible, me conformo con un rato.

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