Todo está en silencio. La respiración entrecortada se me va acompasando poco a poco, haciendo cada vez menos contraste con mis ojos calmados. Me pregunto: '¿Lo oyes?' 'Claro que sí' me respondo, y sonrío un poquito. Este instante es ese en que todo parece a punto de estallar. Vivo al límite de mis fuerzas, actuando cual agujero negro, tragándome todo lo malo y expulsándolo en forma de una estúpida y delirante prosa que vomito para destorturar mi alma un rato.
Inspiro. Espiro. Amo y odio este instante eterno en el que me apoyo. Todo parece tambalearse sobre una sólida hoja de papel que arde cada noche y que hoy se deshace, mojada por la lluvia intermitente que hoy parece acompañarme a través del cristal.
Me río despacito; así es mi alma, una tortuosa sucesión de palabras irónicas que poseen un corazón bipolar. Me vuelvo a reír, pero esta vez es de las nubes.
Parece que mi calma hoy prevalece y no va a explotar entre lo gris del día. Supongo que eso es bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario